¡Qué largo es el letargo de tu ausencia!
¡Qué vacíos los abrazos de la soledad!
¿Quién reparará el desastre que dejaste en mi consciencia?
En mi corazón es invierno, pero la primavera llegará.
Llegará con rosas recién florecidas,
con amores tendientes al olvido;
o quizá, con tus caricias ya perdidas.
Aunque lo deseado nunca se da por perdido.
Llegará con un “te quiero” entre sus manos,
se recostará en mi lecho a hacerme compañía;
evocaremos las mejores dichas del pasado;
le hablaré de ti y de esas lindas fantasías.
Llegará, vendrá después de este hostil invierno;
nos tenderemos en la pradera a mirar las estrellas;
le recitaré todo lo escrito en mi cuaderno.
Ojalá tú vinieras con ella.