No es que las calaveras
por sí solas inspiren terror,
lo que más miedo produce
es no poder identificar
si se trata de un amigo
o del enemigo más voraz,
si perteneció a un tipo humanitario
o a un gran depredador.
No es que las calaveras
por sí solas inspiren terror,
es que al desaparecer
la máscara de carne
es imposible precisar
ante quien se pueda estar;
a menos que la pálida lápida
señale con precisión
el nombre del occiso
y su anterior profesión,
fecha de nacimiento
y día de defunción.
Y quién garantiza
a entera satisfacción,
que la calavera
no fue cambiada,
y quizás...
la del abominable Hitler
se halle a buen recaudo
en el honorable mausoleo
de un ilustre benefactor;
y la de éste último...
tirada en un oscuro rincón.
Y no es que la calavera
por sí sola me inspire terror,
es que resulta difícil
identificar sin piel... el color
y adivinar sin ojos...
si la \"mirada\" es sincera.
o que ya sin tener los labios
pueda decirme algo,
si le place tenerme de frente
o le soy indiferente.
No es que la calavera
por sí sola me inspire terror,
lo que más miedo me produce
es saber... ¡que así soy yo!
xE.C.