Di mi nombre. Deja que tus labios lancen el sonido al viento;
que atraviese el tiempo, el olivo,
y el trigo; que lo moje el agua
de la acequia y baje en el cauce del río;
que lo roce el sol, la noche, la torre.
Deja que huela a naranjo
y llegue a mí forjado a poema.
Dilo.
Luz De Gas