Guardián De Ángeles

Amor es tu nombre

Llegaste para acompañar
las soledades de mi alma
adornando mis espacios
con la presencia etérea
de tu aura angelical
y despertaste mis sueños
en el crepúsculo inefable;
¡ay!, llegó la noche con su luna
y nos irradió ternura y amor
en los luceros del anhelo,
en un abrazo me envolviste
y abrigaste mi regazo,
con los lazos firmes
que templaron los desvelos,
aquellos que sirvieron
de consuelos a las penas
que en las noches me inundaron;
en tus brazos encontré el refugio,
como una fogata en sus brasas,
con la compañía que acaricia;
y fue en el abrazo a mi alma
que perpetuaste este amor
para tenerlo siempre
en las moléculas que vibran
en el torrente de mi sangre.

 

Tú eres amor, amor es tu nombre,
y yo te clamo, y yo te aclamo,
que a nadie le asombre, amor mío,
te incrustante en mi entresijo,
y mi pasión por la vida
y por la muerte es un acto puro;
vivo de amor y muero por ti,
muero de amor y vivo en ti,
ya mi conducta está regida
por la luz de tu existencia;
gobiernas mi entendimiento,
mis sensaciones, mis emociones,
cada vez soy lo que soy
cuando desde mi centro
activas sublimes vibraciones;
el amor que te entrego
es ascendente al recibirte
y al encumbrarte como mi deidad
y descendente cuando
en mi entrega total
riego la sensual rosa
que florece en tu refugio;
amor mío, para amarte
no requiero de ningún artificio,
solamente de mi integridad
para insertarla en la tuya
rumbo a la eternidad.

 

Si con mi alma célibe te recibo,
si con tu alma virgen el amor nos hace,
nunca antes -todo esto bello-
lo habíamos vivido;
nunca antes probamos este sabor,
el elixir de los humores que fluyen
desde nuestro interior,
los fluidos del éxtasis divinal;
en él nos entregamos en lo permanente,
y todo esto tan sutil, tan tierno,
es por ti, es por mí,
por estar en mí,
por estar en ti;
porque una vez incrustados
uno dentro del otro,
el tiempo se ha extinguido
en un hoy perenne;
es interminable 
esta entrega
en la que en ti, me voy
y tú en mí, te vienes.