El miércoles de la otra semana, lo he aceptado… en mi cumpleaños empezaré a ser anciano muy temprano. Desde ahí hasta que duerma de seguido y me encuentre otra mañana y yo ya no esté dormido. Y de nuevo despertaré anciano, más anciano cada día.
Tendré algunos poderes como volverme invisible, olvidar pasados míos y dormirme a cada rato para recordar a mis ausentes vivos y saludar a mis muertos. Con el ritmo del dolor caminaré muy bamboleado, como en esa danza del gorila (que gozaba y me reía con otras risas que me querían). Conseguiré por fin mi propio bastón, extensión de mi mano al piso y cuña que soporta tantos años de improviso. Así se acomodarán mis huesos a ser plegaria humilde a La Vida.
Mis manos agitarán involuntarias el aire haciendo brisas pequeñas. Recordarán el viento en mi cara cuando viajé en bicicleta por mis amadas montañas y el movimiento del tiempo fabricando los instantes que me regalaron tantos asombros y muchas chispas felices.
Y tal vez, si tengo suerte, me dormiré hasta que muera durante un sueño muy valiente junto al amor que se fue y junto al amor que se queda.
#LuisAlbertoR
(Fotografía de Anastasia Vityukova)