Galileo observa las cosas
con sus ávidos ojos las abarca
siente el pulso en vaivén de su corazón
cuenta su ritmo y los imagina en ondas
Galileo cuenta e imagina números en el aire
mira las flores y los números se hacen color
mira las aves y se hacen ingrávidas
cuenta las estrellas y desfallece de admiración
solo es un niño enfrentando al misterio
la geometría de los pétalos le emociona
Galileo sabe que la clave está en la medida
que todo está escrito en un solo lenguaje
e intenta descifrar su código
toda la materia puede ser medida
de alguna forma o de todas las formas
Galileo intuye que los números deben
tener un dios que los calculó antes del tiempo
sabe del orden desordenado del mundo
desde una eternidad de fuego
piensa que el tiempo es un péndulo infinito
en el vaivén de la piedra atada a su costado
el tiempo que todo lo cuenta y aniquila
Galileo cambia las variables y deduce
cambia las piedras y varía la longitud
todo lo traduce a fórmulas
inventa el plano inclinado
Para ralentizar la caída de los cuerpos
Galileo domestica la luz y las imágenes
se agigantan en el infinito
descubre puntos focales y nos trae lo invisible
Galileo descubre el redondo péndulo de la Tierra
su giro misterioso en la nada que tiembla
todo cumple períodos y se mueve
y sin embargo se mueve dice a la Gran Piedra
y sin embargo Galileo conoce la verdad
Galileo sabe de las imperfecciones de la Luna
sabe de la insignificancia del hombre
sabe que somos grava en caída libre
a la esfera terrestre no le interesa los pesos
todos caen con la misma aceleración
el elefante y la pluma son indiferenciables
todos terminan en el abrazo del polvo
Galileo abandona la medicina
y se entrega a su amada filosofía natural
pasan los años en el péndulo invisible y constante
Galileo se retira a descansar
y siente que su corazón pierde el compás
así es Natura piensa cansado
mientras sus sagrados ojos se cierran por siempre.