Nelly Castell

Te confieso

Descubro el cuerpo con esta sed

con la vergüenza nunca vista, siempre fría,

muslos que cuelgan espeluznantes en la noche

cuando dos amantes se tocan las manos,

sonrisa y picardía que se dilatan con escalofríos.

   

Te miré en tu fondo lo oscuro y volaron caprichos al desnudo,

sentí tanta hambre del mundo implacable, que no apetece,

que no abastece esas ganas cuando son tan mías y no de nadie.

 

Solo la noche es la que sabe cómo es el debate en la orgía 

deseando al amante ese que llegue,

cuente los lunares en mi espalda 

y despacito penetre sin que de mi soñar salga. que me espere.

 

Recorra los precipicios dejándose caer al vicio de mi humedad,

de los deseos exigiendo no sucumbir sin haber amanecido

Quejidos y suspiros en cordilleras de pasiones

que se escuchen por doquier y susurren

hasta los rincones mi verdad.

 

Esa luna mulata siento que arrebata mis algarabías

 desordenadas, ven que la noches es larga

y el amor comienza entre gritos, rodemos abrazados,

que al placer estimula, no lo liquida, se suda, pero nunca lo mata.