Donde se pierde la palabra se está impregnado
con una idea macabra
que te puede rondar a tu lado o puede
que esté en tu espalda.
No se dice entonces lo que detrás de una puerta se expresan
los enamorados en fuerza desbordada,
buscando amor,
hallando una mirada que no sea apasionada.
Que no sea brusca respuesta exigiendo amor.
Hoy me senté en tus piernas a meditar,
tiempo no me diste para poder comprobar
dónde esta la química que al placer enardecía,
esa expresión tan tierna que hasta
sin hacer el acto enfurecía
la pasión entre mis poros, ya no hallo el acomodo,
me debate la duda y la desconfianza,
dónde dejaste ese pudor vanagloriado de esperanza.
Dónde por favor escondiste tanto amor para buscarle,
entonces no preguntaré dónde amaneciste
con el cuello de rojo escarlata.
Refugiaré la respuesta más sensata,
no fuiste hombre de palabra,
no supiste bucear el fondo,
donde brillaba mi estrella de plata.