Ese tránsito al que llamamos muerte
no es mas que un cambio de morada
en el que dejamos atrás vecinos,
muebles y álbumes de fotos,
la vieja casa se derrumba
y debemos buscar otro refugio,
un nuevo nido muy lejos del antiguo.
Durante la mudanza
vamos perdiendo enseres,
recuerdos y ropajes
hasta llegar desnudos
a esa nueva estancia,
a ese poblado en el que esperan
los que partieron antes.
No intentes cargar con las maletas,
lo que podrás llevarte
cabe en los bolsillos del alma
y cuanto mas ligero de equipaje,
mas descansado llegarás a tu destino.
No llores por los que atrás dejaste,
prende la lumbre en el hogar sagrado,
porque tarde o temprano,
acabarán reuniéndose contigo
mas allá de los tiempos.