NOCHE DE SANTIAGO
Era noche de Santiago
no la de Lorca, la mía
esa tan mía, con ríos
de aguas compulsas ardidas
que destrozaban los diques
pudorosos de evasivas
Antes de llegar a casa
lo esperé por las orillas
con la luna volteada
con la noche entretenida
El desmontó del caballo
yo salí en noche vencida
y mis ansias con descaro
asomaron por pupilas
¡Ah, que no se imaginaba!
Lo que la noche ofrecía
Él, de pié en erguidas piernas
yo, rodé en lenta caída
y ahí como una culebra
enmarañando a su víctima
con mi izquierda abrí el corpiño
con la otra subí faldilla
y mis manos en su vuelo
subieron por mis rodillas
y sobé mis tersos muslos
ante ramas extendidas
se alborotaron caderas
con furia de las hebillas
¡Y en aguaceros de besos!
Reafirmé mi conquista
¡Una espada de temblores!
Penetró por mis arcillas
acariciando desnuda
todas sus carnes prohibidas
Ay ¡Qué manjar exquisito!
Qué deleite de ambrosía
¡Qué de acrobacias en fuego!
En los vientres y costillas
¡Qué escapada de suspiros!
En su aventura escondida
¡Qué laurel de seducción!
Sin ser yo la seducida
¡Él se llamaba Santiago!
¡Yo le di la noche mía!
Y di también un sencillo
lo único que me asistía
para comprar costurero
a la hembra desconocida
que era su \"señora\" y en casa
tranquila, casta dormía
Mirándome apasionado
dijo en nuestra despedida:
\"¿cuando te vuelvo a ver?\" - ¡Nunca!
¡Tú no eres para una vida!
Beatriz Vicentelo
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