Cuánta placidez al callar del silencio
asumidas y abiertas la reflexión de las memorias,
intenso cortejo de las rimas amatorias
mas solemnes si con un cauto mutismo lo potencio.
No brotan calmas las voces mercenarias
que la percepción es volcán subterráneo
y el magma se desliza con autoridad de pedáneo
esperando firmes condenas de temibles sentencias.
Ya se yergue la tonante y subversiva erupción
que estallan las plegarias y preguntas por doquier
tambaleante tiempo nuestro de cruel aflicción
cuando no razona el hombre ni intuye la mujer.
¿Tendrá fin alguna vez la pandemia?
proteínicos virus, coronarios mutantes
tan de ahora, iracundos como nunca antes,
rasgan dubitativa sabiduría de egregia Academia.
Un chips salvador al cerebro del nuevo Supermán
dueño magno y orwelliano del trastornado planeta
fractura de la movilidad social en dominante etiqueta
con el poderío discriminatorio del rico carcamán.
Del año XX incertidumbre de su siglo veintiuno,
ya toda válida presunción de permanencia se mueve
en decadente y célere retroceso al século diecinueve
…y el rebaño vuelve a amar ¡al cornúpeta toruno!