Cuesta trabajo comprender
cómo, conviviendo con él,
te has ido desasiendo, de sus
gestos y actitudes, de sus fraudulentas
ideologías, y de sus caracteres arbitrarios
y biliosos. Y es que, el mundo rural,
sin duda, es muy bello; sobre todo
cuando no se vive en él- no hay nadie
que repita visita al mismo pueblo-.
Sí, santo trabajo y hasta descomunal
esfuerzo, te cuesta
reprenderte y asumir que, en él has vivido,
y a morir en él viniste. De su vientre, ay!
no se escapa, más que muerto. Hacia
su tierra, desciende el cráneo insolente
que tantas ideas albergó y tan estúpidas.
Cesa ya de soñar, aunque imposible sea.
Hasta la muerte, tu destino será fantasear
con cemento y pavimentos de postín.
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