Freddy Kalvo

Loor a los médicos

¡Oh! blancura destella tu ternura

como luz reluciente, como nieve,

la que fresca deleita cuando llueve

sanando tanta herida que supura.

 

Tú, del dolor, procuras dulce cura;

porque tu corazón, sufrir conmueve

de los pacientes que lloran, remueve

con amor las entrañas con dulzura.

 

Son tus manos benditas como diosa

e Hipócrates dirige tu camino

sapiente en magistral obra amorosa.

 

Salvas vidas, salvando su destino;

y cuando no, la vida te es llorosa

y el corazón contrito, muy mohíno.

 

¿Qué del dolor devino?

La obra que dignamente tú enarbolas

y, cuando mueres, lloran caracolas.