Beatus ille
(a la vida sencilla)
Sencilla la vida campesina
que despierta al olor de la montaña
cuando la luz entre la bruma clarea
y se quiebra entre las flores y la fauna.
Arar en los surcos los caminos
que conducen al altar de la esperanza
vagar en la ventura del paraje
que se pierde en la cúpula lejana.
Beber sediento la gloria majestuosa
que regala una rústica vasija
pasar el tiempo solaz, tranquilamente
en el lugar donde la vida germina.
Encontrarse a sí mismo
acercarse más a Dios.
Y así, sin urgencia o desengaño
vivir allí, contando los años…
Y al fin del tiempo, en la hora postrera
entregarse al campo al final de la jornada
con la cruz piadosa como eterna cabecera
y guardiana de la última morada.
©2020 José Luis Silva-Díaz