Bregas por el viento
casi sin tarde,
más que ufano...
trabajas entre cielos
zozobrados,
y nada hay
que te perturbe...
salvo el beso,
desasido...
de un crepúculo sin aire,
pues eres
aroma etéreo...
casi alado,
desgastado
alevosamente...
en la bruma irreverente
del silencio.