¿Acaso no puedo gritar que estoy muriendo a minutos?
Que aunque me ahogue en momentos recapacito y me arrepiento...
Muero, si poco a poco con cada partida...
¡Necesito todo!, ¿Momentos?... Ja...
La retórica de vivir el momento es crueldad...
Sospecho que este llanto será hoy mío,
pero recordarás mi retórica, cuando navegue lejos de éste muelle
porque es ahí que tendré la oportunidad de atracar sin atadura,
sin remordimiento...
Por ahora quedo solo en compañía de mi diario,
mis portátiles y pensamientos...
Lo que una chica en un despecho tradicional no entendería...
Me queda tu rostro que figura la razón que mis palabras causan...
Me queda solo eso, una nada de respuesta,
un gracias de despedida y mis pensamientos aún más dando vueltas...
Y, se concluye en que: ¡te amo!
en que no existe nada que cambiará ese sentimiento de antaño...
Ese que se quedará para la eternidad,
porque lo grita con propiedad, porque reconoce que vive en mi:
¡que no lo soltaré!...
A pesar de la tormenta...