Reconozco la piel de tus manos,
Tan suaves, vivo feliz cada vez que tomé el vuelo,
Con tu alfombra de alelíes y sus pétalos libres en los llanos,
Me siento libertario en el aire, tus manos me hacen despegar del suelo…
Por eso siempre sentí que antes ya las había tomado,
Mira tus propias manos, son bellas, yo las conozco,
Transformaron mi sentir al pasar sobre mi pecho alado,
Sí, son parte de la belleza que me une a ti y lo reconozco...
Tus manos florecen como pétalos desde tu cuerpo,
Con amor, extienden flores hasta en las rocas,
Por eso sigo en vuelo, siento que salté el cerco,
Se acrecentaron con tus labios rozando dulcemente mi boca...
Con esa suavidad que avanza sin tiempo ciego,
Delicadamente cuidadas entre el cielo y el mar,
Traspasando el delirio entre la primavera y el fuego,
Cuando es invierno, con simpleza rompe el profuso hielo al amar...
Por eso cada vez que tomé tus manos libres,
Reconocí el amor, busqué transformarlo en prosa,
Donde me apego a tu espejo para que me equilibre,
Reconocí el respiro que alivia mi alma, así es tu mirada tan hermosa...