En silencio, al despuntar el alba,
se percibe en el júbilo impetuoso
el canto de la aurora más hermoso,
cuando estalla en lo profundo del alma.
Surge imperiosa y firme ante la calma,
la vida desgarrada en su reposo…
se abre paso entre lo absurdo y lo grandioso,
el hechizo febril que el cielo le manda.
Dulce néctar de lo alto le baja,
la eterna frescura en la primavera
haciendo del suelo un lecho de paja.
No hay nada más que de aquello se espera,
su eterno canto que al vuelo encaja…
suave susurro que a su alma aligera.