Alberto Diago

SUEÑOS A LA DERIVA

Lancé mis sueños al mar

para que todo terminara 

y así, tu boca y tu mirada

no consumieran mis noches

y ya no hubieran más reproches

para mis labios sedientos

y que fuesen el sol y el viento

los que llevasen mi herida.

 

Pero entonces la melancolía

invadió al cielo como tormenta

y para agrandar mis penas

hizo de ti una isla,

y al arreciar los dioses su ira

sobre el océano... ¡esperanza mía!

el mar no pudo llevar 

mis sueños a otra orilla

y los dejó abandonados

en una isla perdida.

 

xE.C.