Una bicicleta, ir por el camino.
Comprar paleta, queso y jamón cocido;
en la fiambrera guardar sanguchitos.
Lorenzo, profesor querido;
por su esmero, sé cocinar en lo ígneo.
Con sus nervios y libros estrictos,
yo haría un rico almuerzo ejecutivo.
Fin al deleite, y luego jugar un partido.
Uno sobre el césped, con los chicos.
Los entrenadores que espectaron:
Hernán y Franco, desde el mantel con cascos.
Como si fuéramos a lastimarlos.
Subestimar a los demás es equivocado.
Pisemos firme, y dejemos de serles fulanos.
Valores para construirte, no los olvidaré como a un pulgar.
Me lo pregunta mi cabeza,
mi familia en casa y la hormiga chusmeta.
Decirle a quien sea... que ya no, jamás.
Sin delicadeza, primero miro hacia atrás
¡Y no, ya no quiero un papá!