Son los suaves roces de tu boca
los que provocan mis pensamientos
y en la penumbra de mi mente loca,
brilla la luz sin soledades ni tormentos.
Suaves caricias que mi cuerpo aboca
frescas como el agua del oasis,
que tomo y bebería hasta el éxtasis
cuando te tengo y tenerte no me toca.
Tus besos tienen aliento de rosal,
de flores pulidas de toda espina
en el jardín de anhelada paz divina,
que libra el pensamiento de todo mal.
Amada mía, bésame con derroche,
bésame siempre y a todas las horas;
cuando se levante el sol en las auroras
y cuando languidece al llegar la noche.
17012015