Enséñame ese mundo que se abre de tus brazos,
la protección y calor que surgen de ellos,
la emoción de tenerte cerca,
la sensación sublime del néctar de tus labios,
el vuelo inconfundible de la ilusión
que nos entrega el amor.
Enséñame que el cielo se cela al vernos llegar,
muéstrame que mis alas no están rotas para el vuelo,
y mis brazos para abrigarte,
enséñame el brillo que se extiende de tu cielo,
enciende el anhelo escondido,
la poesía permanente de otros tiempos.
Enséñame la aurora escondida de las montañas,
aquellas que al tocar la tierra,
besan en silencio la lumbre de los pensamientos.
Muéstrame el camino sentido,
el que no se mira con los ojos,
pero se siente en la piel…
enséñame nuevas maneras de amarte.