Muere el último hilo de la luna
y se difunde el oscuro velo de la noche,
en su agonía se lleva la luz de mi vida
y los fragantes anhelos de dos corazones.
Efluvios carmesíes de sutiles fragancias
derraman con delicados suspiros las flores
y en el silencio de la noche azul
se oyen los gélidos ecos del viento del norte.
La luz cerúlea de una lejana estrella baila
en el oscuro velo de la noche
una macabra danza de la muerte
por dos almas gemelas que no se corresponden.
Muere el último rayo de la luna
antes de que el viejo reloj dé la medianoche
y en el tenebroso silencio que me rodea se
oyen los rojos latidos de dos corazones.
En las alas del viento