Reconozco la suave melodía, que el eco trae;
a media voz susurras las palabras
dejándolas volar, como palomas blancas.
El horizonte es una línea puro añil
donde el alba con júbilo levanta y se ilumina el alma
cuando aparece tu verbo tan cálido y sutil.
Navegas entre olas espumosas a mi encuentro
y mis cálidas aguas se abren a tu barca, para abrigarte en puerto
subiendo la marea entre un beso febril y un gemido del cielo.
Corre el tiempo, y las hojas de nuestro calendario
van a otoño de nuevo, fuertes sobreviviendo los inviernos
y aun presentes, disfrutar el encuentro
maravilla de Dios, aquel instante de coincidir en el mismo momento.
Contra todo pronóstico, se unen nuestras manos
y hay amor en el verso, en la dulce palabra pronunciada en secreto
me tienes y te tengo.
Una nube de paz nos cubre, suave algodón que acaricia mi pecho
tu boca que muerde mis deseos, mi palabra que calma tus incendios.