Yo no sé, si creo al viento despiadado,
que se cuela en las rendijas de mi credo,
con voces que me cuentan que han pasado
por las plazas donde niños canturreaban,
y el silencio que escucharon trajo miedo,
más que todas las pantallas azoradas.
Yo no sé, si creo al brillo de la luna,
que sonríe del ocaso hasta la aurora,
sin que empañe su blancura niebla alguna,
reflejando en su faz un mar celeste,
en el cual se baña hoy, la paz que aflora,
y declara su canción, sin que le cueste
Yo no sé leer las líneas en el ceño,
de este cielo, que nos mira ensimismado,
¡Yo no sé... si esta es su página de ensueño;
o son restos de un abril resquebrajado!