De un día para otro,
tus ojos igual no me miraban.
Y me dolió en el alma
no haber significado nada.
Te fuiste...
Sabiendo como lastimabas.
Fue simple, sin mirar atrás
mientras yo solo lloraba.
No podías ver lo que habías causado,
la culpa te llenaba.
Una lágrima dejaste caer...
Pero eso no me alcanzaba.
Nuestras historias aún latían
y tu incomodidad no las borraba.