Es el tedio el maestro de todos los más mórbidos y humanos sentimientos.
Estoy sentado en la vieja banca del parque donde te gustaba ir a pasear, y mi mente no alcanza a pensar con claridad, pues mis ojos se turban en libros de letras viejas, olores de antaño, pensamientos fúnebres y hojas sin la tinta de mi plumero, sin el calor de tu regazo.
Quiero de esos días la triste reverencia, de poder invocarte y que de tu sueño eterno vuelvas, vienen a mi cabeza las imágenes de tu fría sonrisa, y hoy por hoy, en medio de este tedio, sentado en la vieja banca, solo espero el final, para poder verte una vez más.
No importa si es en el cielo o el infierno.
No importa si es el diablo, o es el dios de tus infantiles cuentos, solo quiero volverte a ver una vez más.
Eternas Lunas-.