Indago en mi cabeza,
le busco y no lo encuentro,
al faro que ilumine,
al perspicaz ingenio.
A mi intuitiva musa,
la sutileza etérea,
al verso con finura,
febril vena poética.
La astuta inspiración,
al delicado aliento,
la escurridiza rima,
al malicioso plectro.
A la volátil veta,
a ese soplo divino,
a la taimada prosa,
al hálito escondido.
Al germen de la lírica,
a la elegía inquieta,
a la ladina métrica,
la sugestión coqueta.
La sagaz creación
que mi mente no encuentra,
se seca la fontana
y no brota el poema.