Es la hora del Lobo
que cuando uno está solo,
no sabe si es de noche
o de día, el esquivo reproche.
Exhibe su pàtina la luna
rojo damasco amarillo
todo magno reluce su brillo
que tal Ella ¡ no existe ninguna!
El lupercal goloso transmuta,
y el astro en su fase acompaña,
se vuelve fogosa la viuda araña.
¡Ay! de mi...desliz de lágrima impoluta!