Empoderamiento
Y ahí van,
desfilando en morbosa danza
de descontrol sudado; fantasmas exultantes,
desafiando toda moral que se precie.
Desde los confines de una mente quebrada,
escapando del olvido que mitiga,
reflejos maléficos de recuerdos viejos
que ávidos de escandalizar en espanto.
Ensayando miradas oscuras y sonrisas burlonas,
en un ir y venir inquieto,
esgrimiendo un gélido y
amenazante aliento
que castiga mi nuca desprevenida.
Caóticas pinceladas sangrientas
de misteriosos ecos de gemidos sórdidos
pintan a un cielo diáfano de feroces tintes escarlata.
Pretensiones de respuestas cobardes
que laceran la intención de un incipiente valor.
Por el camino,
con paso cojo de miembros incompletos,
un halo de tempestad enturbia el ya brumoso cielo,
para infringir castigos flagelantes
a una piel frágil y nueva.
El extravío del pasado sucumbe
ante la fortaleza de su rugir.
Silente
contemplo su afán por derrotar mi voluntad y
un soplo de aire felino arenga mi espíritu indeciso,
llenándolo de valentía insólita
que devuelve al reptario lúgubre y pestilente,
su arrastrada presencia.
Y como lentejuelas desplegando el arcoíris,
narcóticos cascabeles de reversión de insanidad
me recorre y me empodera.
Increíblemente se desvanece la visión.
La inmerecida indignidad carece de dominio y
el sentido se enarbola.
Naturalmente comienzo a saborear
el magnífico placer de vivir el esplendor
de un cielo diáfano sin sangre ni dolor.
A.B.A. 2016 ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires Argentina