En días plomizos suelo caminar por los pasillos más solitarios
donde subyacen teorías;
que me regurgitan esta realidad.
A veces el universo me parece un espectro superfluo, un sofisma invisible,
un montaje con aspiraciones de real.
Mis sueños son extraños
como las bifurcaciones del destino
y no siempre distingo entre existencia y fantasía.
A veces, tambien, me es evidente
que a un guiño le cabe eternidad, y que la verdad se oculta tras las apariencias de este mundo postizo.
Me dicen osado por buscar anómalias en el aire, por intuir cosas lejanas, pero después de todo, quizás Dios esté viendo mi tesis y lo haga sonriente por detrás de una ventana.