Él es ese hombre que se sienta a ver el ocaso cada tarde, el que habla de la vida como algo de mucho valor (no material), quién dice que la patria no se vende y la humildad se acobija en el seno de la igualdad de todos. Me gusta escucharlo hablar, siento que cuando lo hago me equivoco un poco menos. Él, ya su andar es un poco más lento, y aun así sus palabras le son muy veraz. Sus años vividos me enseñaron que todo humano, en algún punto necesita errar, y jamás olvidare su sabio dicho -Lo que bien se cultiva, bien se suele cosechar. Quien me presta sus libros y me pregunta - ¿Por donde vas? - Una vez soñé que lo perdía, es el único hombre que me ha puesto a llorar, y ahora el tiempo me lo esta absorbiendo y aun así su gracia terca todavía no lo deja dormir en paz, y sin embargo aun tiene la voluntad de levantarse por la mañana y echar su mundo a andar.