Si parecía que hasta el sol me negaba el día…
La rima me es esquiva, solo a veces roza mis sentidos,
la prosa, en cambio, no libra un cheque con mi nombre.
Cuando escribo, las letras tienen un color indefinido
acuarela de vivencias con que pintan los sentidos,
amores que fueron, desatinos, soledad, olvido…
las tristezas y alegrías, siempre van conmigo.
Tu aurora boreal le da un tenue matiz al papel del verso
la noche, fecunda en su seno mi efímero sustento
cuando apareces de pronto entre las sombras ausentes
dejándome un perfume suave que me conmueve
y entonces la tinta aflora y mi pluma siente
como una necesidad de forjar palabras a torrentes.
Los pájaros vuelan en libertad en ese cielo sin nubes
y mientras se mueve este universo coloquial
sospecho que me mientes llamándome poeta
y que además te divierte verme buscar la rima
que ya dije, me es esquiva, como dama presuntuosa.
Los duendes del alba suelen despertarme a ultranza
la alborada me regala destellos azulinos en guirnaldas
cuando escucho desde el fondo el canto de un hada
que me eleva hasta tocarte y vuelvo a fenecer extasiado
en la hondonada de un crepúsculo singular
mientras la tinta derrama palabras colmadas de ti
absorto, incrédulo y perplejo siento que aflora virginal
un verso tímido pero audaz,
que deschava mis sentires más secretos...
Furtivo