Danny McGee

LA CHICA DE LAS ROSAS.

LA CHICA DE LAS ROSAS.

Caminaba. La chica iba por su encuentro con la noche (ella había ingresado por los árboles del bosque).

La chica estaba en medio de los viejos silbadores.

Me acuerdo que era el viento quien a ella daba el nombre, el verso puesto en versos de las páginas de entonces.

Se iba por los ojos la llamada del invierno y la chica entre los zorros caminaba al firmamento. Una cara, una mirada puesta al centro de la tierra, iba a ser una palabra que allanara su leyenda.

La chica iba hacia las rosas del edén enarbolado, sacada por estrellas de semblantes relucientes, con rayos de colores conectados con sus labios, que en ella destacaban como fuego entre la nieve.  

Recuerdo que era un alma ya arrancada por la lluvia, siendo un eco en la mirada que deseaba con soltura.

Se detuvo. La chica había salido del encuentro con la noche (ella había ingresado por los árboles del bosque).

La chica estaba en medio de los viejos silbadores.