Te quiero porque sí,
porque no podría querer de otra manera,
con un afán, con un deseo febril, pero sincero.
Con un amor cómplice de una pasión que se agita,
como se agitan las alas de las aves en pleno vuelo.
Te quiero porque sí,
porque sin ti, no tiene razón mi espera
y se presenta sin razón la primavera.
Sin ti, es efímera la eternidad,
como es efímera la rima de un soneto
que en ausencia padeciera.
Te quiero porque sí,
porque eres mi consuelo,
porque en medio de tanto lastre
me aferro a tus brazos que acogen y liberan,
en presencia de un furtivo beso
que enternece, que musita,
como un tango falaz
que te atrapa y no libera.