Como el viento errante del desierto
buscando un alma para abrigar
como la lluvia indolente del invierno
mojando las calles con su penar
como el susurro reticente del yerto
musitando a los sordos su pesar
como la aflicción incesante del averno
que nadie puede apaciguar.
Como el barco que no tiene puerto
anhelando donde anclar
como la luna que no tiene cielo
deseando poder brillar
como el mar que no tiene dueño
ansiando lo puedan domar
como las nubes en el firmamento
que nadie puede alcanzar.
Como una mirada surtida en el silencio
codiciando ojos donde alojar
como las palabras llevadas por el viento
clamando quien las pueda escuchar
como una lagrima derramada en el lamento
farfullando incierta en su rodar
como los seres atrapados en el tiempo
que nadie puede consolar.