Duele la supervivencia cuando la mañana
llega despedazando el sueño de los despiertos,
como duele la noche que cubre al solo
con hebras de más tristezas...
Lastima el hombre que nunca antes tratamos,
pero que sucedería en alguna estación:
ese que debería haber estado vigente
en nuestras horas, en nuestros cielos e infiernos,
ese que fue nuestro peor enemigo,
el mejor de los amores
y el complemento que nos toca para ser completos.
Pesa respirar el cadáver ajeno
Porque el aire es escaso para afrontar
Nuestra inimitable realidad
Cuando unas lagrimas caen
por esa nada venidera ...
más ,no nos tortura nuestro propio egoísmo.
ANTONIA CEADA ACEVEDO