Camino despacio por las sendas de la vida.
Paisajes diversos diviso al horizonte.
Unos son plenos de luz, de color, de aromas diversos; donde la esperanza se hace presente y te acaricia la frente, depositando un tierno beso. La sonrisa es la manifestación pura de nobles sentimientos que brotan de lo profundo del ser.
No puedo negar que también existen senderos donde el sol se niega a dar su fuerza y vitalidad. Tormentas se hacen presente, cargadas de relámpagos y truenos. El corazón se repliega dentro del silencio y la reflexión, manteniéndose fuerte, dándole sentido también a estas jornadas particulares. Las nostalgia susurra palabras al oído, mientras canta la tristeza su delicada canción…
La vida continua su curso, entre melodías variadas.
Todos somos parte de aquello que fuimos, de lo que somos, mientras se forja lo que seremos. Un tiempo y espacio en el cual tienes la oportunidad de dejar una huella, un recuerdo, una sensación o sentir.
El viento suave de la tarde me arrulla, mientras tarareo una canción de mi niñez.
Los años se escurrieron como arena entre mis dedos. Parece que fue ayer que corría sereno en medio del campo, mientras jugaba bajo la lluvia; cuánta libertad sentida y vivida. Lejos se encuentra aquel joven que con una maleta en mano, con apenas diecisiete años, dejaba su hogar paterno y se iba al encuentro de un futuro incierto. Aún siento aquella sensación extraña, mezcla de temor, alegría, pasión…
Algunas arrugas surcan mi rostro, mi barba se ha tornado blanca, la mirada amplia y reflexiva que busca lo esencial dejando de lado lo efímero.
Gran misterio la existencia.
Solo me resta agradecer todo lo vivido; todas las experiencias que me han ayudado a ser quien soy hoy. Errores he cometido y tantos. He visto a los ojos el fracaso, la decepción, la humillación y hasta la misma muerte y aquí estoy.
Continúo mi andar sereno, con la frente en alto y la serenidad plena en mi corazón…