Tu espalda me da la espalda.
Se alza altiva ante mis ojos
vetando el paso a las vigas de tu piel
donde anidan todos mis deseos.
Me castiga sabiéndose el ara donde
ofrezco mis sacrificios cada noche
para renacer cada mañana.
Hoy deja que me desangre.
Ya nadie recoge mis restos.
Luz De Gas