PLENILUNIO.
El plenilunio de tu mirada,
refulge hasta el cielo sin sol,
y el amanecer y madrugada,
hacen del desvelo arrebol.
El respirar de tu pecho agitado,
el ansioso gemir de tu garganta,
ese suspiro que se atraganta,
resabio de amor no confesado.
El cimbrar casuístico de tu cuerpo,
y ese pensamiento fijo pero virtual,
estigmas de un apetecido sortilegio,
que ha entrañado en tu alma total.
Magnífico es el arrebol tus ojos,
impolutos y pulcros como tu alma
y el ocaso de tus anhelos y antojos,
paradigma de un corazón en calma.
Son en ti todas las fases naturales,
plenilunios, arreboles y ocasos,
todas inmaculadas y celestiales,
como la gloria afable de tus brazos.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)
Junio 13 del 2020.