Libaban las abejas el néctar de las flores
bajo los acordes amarillos de sus alas,
y en el aura revoloteaban los carmesíes
de tus sensuales labios de terciopelo y grana.
Tu arrebolada sonrisa a la brisa se abría
como un abanico de colores y fragancias
que volara a las lejanas estrellas entre
azuladas melodías y silencios malvas.
Las abejas susurraban su eterna canción
entre flores de azahar y níveas milenramas
que derramaban sus inmaculados aromas
al plateado espejo de la corriente del agua.
El río se lleva los efluvios aromáticos,
el céfiro se lleva el color de tus lágrimas,
las abejas se llevan el néctar de las flores
y tu sonrisa se lleva el dolor de mi alma.
En las alas del viento