EHUR OHR

Aquella vez...

Y la tarde se apodera del ocaso.
Con desdén va acabando su jornada.
Cae un manto de quietud inexplicable.
Sus latidos pierden fuerza,
y le invade un sentimiento de misterio.
Se ensombrecen los lugares cotidianos,
contagiados de una pena envolvente…
que transita lentamente aferrada a la nostalgia.
Los rincones más distantes
se van manchando de un suplicio indefinible.
Deja el sol el horizonte,
se calcina al contacto con la noche,
y se guarda tras las lomas del paisaje.
Brunas sombras que arrebujan el ambiente.
Panorama congelado en el sosiego.
Luna blanca que apareces majestuosa,
impecable y taciturna,
limpias formas que seducen,
se parecen al perfil hechicero de tu imagen
que me llena de recuerdos.
La añoranza de ese amor clandestino,
detenido en el olvido,
otra vez intentando confundirme…
me arremete,
se presenta lujurioso y tentador
con su traje de pasión,
y enciende el vicio,
y me arrebata con malicia,
empujándome al pecado…
y me resisto.
Ya no quiero repetir ese episodio.
Fue insufrible amarte entonces…
y otra vez el corazón no aguantaría.
Yo te amé hasta el delirio…
te quise tanto…
que al perderte me quedé consternado,
como sin vida,
arrastrando un dolor insoportable,
en un vacío parecido al de la muerte.
Te lloré inmensamente,
día tras día,
como mares…
en silencio.
Ahora toca contemplarte desde lejos,
con tristeza…
por la culpa de tu cruel desamor
que hirió sin piedad mis sentimientos…
aquella vez.