LocaPsicotica

Una Anécdota Psicótica

“Estar loco te proporciona una visión interesante de la vida\"
-La historia del loco, John Katzenbach.

 

Era una noche cualquiera de abril para muchos, excepto para ella. Las voces se encontraban ahí, atormentándola como siempre.
-Qué quieren de mi? -Preguntó. -Queremos quitarte la pena, hacer que dejes de pisar este mundo, anda, cortate! -respondieron. La chica obedece y entonces comienza a deslizar el cuchillo por su piel, el trance en el que se sumerge es inmenso, al principio no siente dolor, ni mucho menos miedo. Lo que pasa por ella no es más que un terrible alivio de poder hacerlo, mientras tanto el eco de sus voces sigue, aconsejándole marcar su piel.
-No lo hagas! -Dice otra voz, ésta, muy diferente a las otras, es la voz de un niño: -¡Tu vida es tan valiosa como la de todo ser humano! - pero ella hace caso omiso, únicamente se concentra en las que buscan su perdición.
Durante la creación de sus marcas, los recuerdos de ese monstruo tocándola, intentando rozar su sexo vienen, en los que él le decía: “tranquila, no te haré daño”. En ese instante, ese se vuelve otro motivo para dejar este maldito mundo. Pero esa voz, ese niño continúa: -Piensa en ti, en tu madre, tu familia. Entonces, ella vuelve en sus cinco sentidos, no porque esa voz de pequeño le haya dicho que pensara en sí misma, al contrario, lo que la hizo detenerse fue pensar en su madre. Pobrecita de ella, la mujer por quien daría todo, a quien no desea decepcionar nunca.
Es ahí donde ve la sangre correr por su brazo desnudo y siente dolor al fin: de vivir, de atentar de nuevo contra su propia vida y de seguir haciéndole daño a su pobre mamá. Se da cuenta entonces de que las voces disminuyeron y ahora sólo son susurros, pero el niño sigue ahí, viéndola y estrechando su mano hacia ella.
La muchacha, cansada de todo, toma la mano de la criatura, quien la lleva a lavarse las heridas y las lágrimas. Luego la acuesta en su regazo y le arrulla, incitándola al sueño, la chica accede rápidamente, por lo que deja esa experiencia para otro día en el que sus enemigas vuelvan.