De nada vale la mejor herencia
si no cuenta con el entorno adecuado
la casualidad del tiempo y el espacio
que permitan pensar e imaginar la verdad.
Tras eso, llamarle Dios u hombre, no es relevante.
Ese querer ser luz
quizá el deseo primario
imbuido de ser Dios.
Qué loco deseo
de ser la única materia ausente en el universo...
y qué generosa sería su inexistencia…
Qué extraordinario
ser una vez más
tan solo
Yo.