Dime tú, que leyendo te evades -yo escribiendo lo hago-,
si piensas en lo que sientes y
sientes lo que piensas.
O bien
vives atrapada en tu mundo,
sin ser consciente, girando
en sus vaivenes.
Cuando anochezca, y apriete el sueño o las ganas de juerga,
lo fácil será dejarse llevar:
salir a la calle,
(Yo de copa en copa, tu de boca en boca)
charlar con un desconocido en la barra del bar -en el fondo, fumando, te estaré esperando-
y bailar embriagada con él.
Cuando empiece a amanecer volveremos a casa sin habernos conocido.
Cansada tú sin saber porqué.
Yo sin cigarrillos ni dinero en los bolsillos.
José González Oliva