Sin palabras, sin que decir, sin nada
Fueron las palabras del momento,
Mientras veía los gestos de mi amada
Suspiraba mi corazón contento.
Vino a mi llamada desesperada,
A mi llamada, como hoy, esta presente
Mi ángel a mi puerta está parada
Que no me deja sentir ausente.
Si el continuó temblar de mis pasiones,
Busca agitarse en su sentimiento,
Dejaré que su amor y sus lecciones
Me guíen en mi dulce pensamiento.
Como mi voz, a la voz de su sombra,
Suena su voz linda y serena,
En ella su adorada voz me nombra
Como un canto lindo de sirena.
Entró a la habitación de sus ojos,
En sus sueños por la puerta abierta,
Y con su fragancia suave de hinojos
Su aroma dulcemente me despierta.
Invitarla a la charla de un momento,
En una noble charla de la filosofía,
Una invitación a su lindo monumento
Belleza que se traduce como poesía.