¿Cómo está la emperatriz?
¡Feliz!
¿Y quién sus versos declama?
¡Quién ama!
¿Qué no debe tener freno?
¡Lo bueno!
Que la emperatriz en pleno
no impida hacer lo correcto
dejando escrito y perfecto:
¡Feliz quien ama lo bueno!