Flor cautiva, viva flor;
como un instante dormido,
como una postal antigua
evocas magia con tu esplendor.
En tu raíz guardas la vida
y en tus espinas el corazón.
El sol y el día saben cautivarte
y hacen lucir tu color brillante,
pero la luna y la noche
que no son ajenas a ti,
sombras nocturnas de luz ausente,
suplican con amor ferviente,
que solo brilles para mi….
Flor cautiva con eterna quietud,
invádeme de tu inmensa paciencia,
desprende tu polen de sueños,
y que se respiren en el aire
todos los aromas de tu cuerpo.
Flor cautiva, flor inerte,
has de tu esencia la fuente
de la juventud eterna,
y que tu humilde presencia
sea la inspiración consiente
de nuestro andar por el mundo,
y de nuestra breve existencia.
En vano floreces flor escondida,
si en soledad te marchitas
y hasta en el silencio callas,
si en los lugares que habitas,
no te admiran los poetas
para dibujarte con palabras.
Todo parece existir en ti,
fruto del suelo y de la tierra,
flor de carne,
congela tu imagen en mi mente
y quédate ahí,
cautiva en mi corazón cautivo,
como un breve susurro
que el viento me dice al oído;
“cuando Yo ya no esté aquí,
tú también te habrás ido…”