Dante Dario

¿Quién mora la nada?

Moraba desde la oscuridad de la ausencia un alma la nada

Anheló existir sin saberlo, anheló sentir.

Y al conocer la existencia su deseo, enamorada de ella le dio su consentimiento.

 

En amor a la vida fue su génesis.

Su madre la tierra y su padre el Sol.

Se enamoró de su morada entre los brazos de un tallo vigoroso.

Enamorada vivió arrullada por el sonido del viento

Por el rocío matutino que con su llanto le susurraba el himno a la vida.

Enamorada amó el olor de su madre.

Enamorada amó el tacto, a veces inclemente de su padre.

 

La bella morada vivió toda su vida enamorada.

Y de ese amor creció como la más hermosa creación.

Admirada todos los días por un viejo jornalero,

Que procuró, con las ásperas manos vencidas por el trabajo esclavizante,

Todos los días su amor.

 

No amó cuando el deseo de aquél la arrebató de tajo de su morada,

Llevándose entre sus manos la beldad de forma apaciguada.

Ni a los labios abruptos que con mordidas voraces succionaron su existencia.

Sin embargo, su amor no se perdió, pues aquel hombre vencido,

sintió por el resto de sus días, lo que la bella mora morada vivió.