No te quiero
lo sé porque anoche,
mientras huía desesperado de las balas
en pleno bombardeo
te encontré sangrando
en la alambrada, pidiendo ayuda
a los cuatro vientos
mientras la jauría te sajaba.
Entonces me detuve, te miré
boté mi fusil y seguí
paso a paso mi camino
silbando y libre
hacia la vida
libre de ti
de tus mentiras
en absoluta paz
bajo las balas.